Durante siglos, pervirtiendo el mensaje primigenio de Jesús de Nazareth, han ido guiando muestro camino de salvación, desde sus púlpitos, ejercicios espirituales y desviaciones psicosexuales, amparados por su función pastoral, el miedo a reprocharles y el encubrimiento estructural. Falsos practicantes del sacrificado celibato, por suerte una minoría que ahora hace descargar la pesada cruz de la pederastia en las espaldas de Ratzinger, el Papa de Roma.
El “Dejad que los niños se acerquen a mí pues...” ha perdido credibilidad por culpas impagadas y tapadas, por clérigos que han utilizado la inocencia infantil, su influencia y capacidad de perdonar en lo terrenal. Lo de la Iglesia en Bélgica, esos más de 500 casos entre los 60 y 80, claman transparencia y que el derecho canónico abandone el juicio interior, y aquí no ha pasado nada o no es para tanto.
Cierto y necesario es, se juzga y mida todo y bien, pero midiendo, juzgando, tratando al delincuente con las leyes de los hombres. No todo pederasta, pedófilo o sodomita es un enfermo, siendo este el argumento de la injusticia y del “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, expresado por Benedicto XVI en desacierto taimado de la cita evangélica. Si, la Iglesia como bien expresa nuestro filósofo Javier Marías, lleva siglos tirando piedras contra los pecadores en aplicación de sus criterios, con el terror del infierno, ejecutando disidentes y quemando herejes, expulsando a los desviacionistas del dogma y de la fe, haciendo de su capa un sayo...Y ahora quieren restarle importancia a los ejemplares abusadores, cuando no estar a la defensiva argumentando que “pueden contagiarse de la depravación y del pecado dominante”, los pobrecillos. No reconocen culpas defendiéndose ante el ataque y campaña orquestada por los “diablos laicos y agnósticos de Satán”, queriendo seguir minimizando el daño histórico a tanto inocente, a las familias y a tanto hoy adulto, marcado por la violación con secuelas psicológicas de por vida. Estas ovejas no tienen derechos, esos pastores siguen encubriéndose en la falsedad y estructura clerical, que entiende de sus debilidades, no compensando a tanto vejado. ¡Qué daño y lo siento se ha hecho al Mensaje y a tanto comprometido de bien!.
“Después de violarme el sacerdote me decía que rezara un Padrenuestro y si no había quedado satisfecho, la penitencia era sensiblemente mayor”. Es testimonio de uno de tantos como muestra, escribiéndolo consciente del daño y vergüenza que sienten al leerlo muchos cristianos de corazón, a los que les deseo desde mis propias convicciones, sigan su camino y que la Iglesia de base recupere su sentido, pero no nos llamemos a engaño:
pesada cruz a soportar, profundas transformaciones en unos tiempos donde volver a sembrar la semilla del hijo del “Carpintero”.
¡Ay de aquel que escandalizara a un niño!. Más le valiera haberse colgado una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar! . Son palabras del Evangelio que merecen su atención y aplicación hoy. Hay mucha “delicta graviora”, mucha porquería en la curia y en sus interesadas e impropias decisiones, avanzándose en la crisis de fe, vocacional, en una obra que perdura y necesita de regeneración, humildad y ejemplaridad, desde la asunción de culpas.
Estos John Geoghan, (reverendo abusador de 130 niños en 20 años), no pueden seguir encubiertos por las autoridades eclesiásticas; no pueden seguir contradiciendo el Evangelio y el “Jesús es amor”; no tienen derecho a vulnerar la dignidad y los derechos fundamentales de la persona. Estos depravados son los culpables directos de que se cuestione la naturaleza de la misión de la Iglesia en el mundo y el papel de sus autoridades (Padre Alberto Athié).
Cuando un vil representante de la Iglesia comete abusos sexuales contra menores, merece luz y taquígrafos. En manos del mundo eclesiástico está hacer que el Papa se presente en el Encuentro mundial de la Juventud en Madrid, Agosto 2.011, con carga menos pesada. No me corresponde a mí liberarlo, pero tampoco desearle caídas individuales, por sentir y ciudadanía en este Mundo en mucho, poco edificante.
Pedro Gallardo
Ciudadano
Ay gallardo, que gallardo que eres. jajaja
ResponderEliminarOsea anónimo escondido,que silencias la pederastia y el silencio de la Santa Madre Iglesia.
ResponderEliminarPOr tus sentimientos, hechos e intenciones te juzgarán, ser de fe. Yo no me rio, me das pena
Gallardo,Pedro
¡ con dos cojones! y libre, libre quiero y soy.
T¨ha picao eh pisscha, er torkiano amigo. Te condes en lanonimato, valiente puñetero/a.
ResponderEliminarAcaso ere un frustao aspirante a cura practicante de la follandilla encubierta por la zotana mardita ???.
Veste a cagar, si no se te cae, covarde traido!!
Visva los cojone de la berdá.
Amigo fiel del gallardo torkiano