martes, 22 de marzo de 2011

Complacido hoy e impaciente espera, ¡llegará!


Lo he de reconocer, me ha  llegado la acción de Greenpeace hace días en las puertas del Ministerio  ( MARM) en Madrid. Los aledaños plenos de basuras, como acción de protesta, llamada de atención y concienciación, fotografía necesaria, cuatro toneladas dispersadas, lo que generamos tres mil personas cada día, en este consumismo frenético  que nos invade.
La protesta lo ha sido por el recién aprobado en Consejo de Ministros de hace dos viernes, proyecto de   ley de residuos y suelos contaminados, a remitir al Congreso, un proyecto que puede hipotecar la futura gestión de los mismos en clave de auténtica insostenibilidad.
Rezaba una de las pancartas de los activistas, “ Esta ley hipoteca el futuro”, pero es que al margen de las sensibilidades o carencia de ellas de nuestra clase política, lo que más preocupa es la desidia, la lejanía con la que el ciudadano de a pie ve la problemática no implicándose en ella, cuando somos los que generamos la mierda a riesgo incremental constatable de que llegue el momento en que nos coma, y ya no sepamos o podamos buscarle salida  a tanta generación de sobras, esto es lo realmente preocupante y en el que las Administraciones ,y destaco las más próximas, los ayuntamientos tendrían que incidir y priorizar.
 El “ basuras igual a desechos” debe ser neutralizado, insistiendo en su pedagogía y  trabajo hacia una ciudadanía-ciudadano  ambiental. Hay mucho  inorgánico por reciclar, por sacarle partida, por nuevo uso ,y ello implica una apuesta  decidida y valiente por “reducir, reciclar y reutilizar”,las famosas tres ERRES, comenzando por nuestra acción próxima y doméstica, haciendo la tria selectiva y la Administración poniendo los medios necesarios para su recogida. Estoy convencido nuestra Ciudad, puede, es un campo de trabajo ideal, por población y extensión, pero ¿ qué impide se haga, hasta cuando no , por qué no apostamos decididamente por ello?, y está a nuestro alcance.
Las basuras cuentan como somos, como nos comportamos, cuales son nuestros hábitos de compra, nuestro nivel cívico-cultural, nos retratan y lo que visualizamos es bastante medio gris, triste y  decadente. Nos preocupamos solo cuando no nos la quitan de nuestra vista, pero ¿ quién, cuántos nos preguntamos qué se hace con ella, qué supone, qué ejército de personas a tal fin, cuántas pelas ? . Y es que “el mayor residuo es el que no se genera o aminora”.
Muchos y doctos son los que proyectan como uno de los grandes problemas de la humanidad, los residuos. Tantos son los que siguen maximizando en bien del consumo fácil y publicidad al canto, el “usar y tirar”, lamentándose para quedar bien pero sin acciones decididas, una vez más desnudando nuestra racionalidad irracional  y actuar solo por el beneficio en la constante tiempo  próximo. Y oye, si hay problemas, que lo arreglen otros  o  los que vengan que acarreen con ellos.
Aquellos que estamos concienciados, a pesar de  tantos reveses, hemos de seguir en la brecha, poniendo nuestro grano de arena en la contribución a no tener que oír, el “ Cántico doloroso al cubo de basura” del genial poeta Rafael Morales, donde nos habla del desconsuelo y del llanto de lo humilde y olvidado , como bien nos cuenta el maestro y geógrafo aragonés Carmelo Marcén.  Se ha de seguir con fuerza trabajando por el “Consumo responsable y la sostenibilidad  por nuestros recursos perecederos”, como la vida misma.
Greenpeace nos dice y redice, como otros convencidos, que la solución no está en seguir generando sin control, enterrar en vertederos o incinerar, volatizando la materia en la respirable atmosfera.  Menos generar y más reciclar, más prevención de males, curar...
Y es que mi amigo tolkiano en sus frecuentes visitas, me comunica con tristeza pues tiene sentimientos, que lo del planeta azul desde el espacio exterior, ¡ pues que no!, viéndose ahora una imagen marronosa y cierto hedor. Y es que estamos contaminando hasta el espacio próximo exterior, ¡ para que evadir los meteoritos y su enamorada gravedad terrenal ! Cosas de la vida, cosas de la ciencia, sana impaciencia.
Pedro Gallardo
Ciudadano

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