Su razón tendrá mi admirado Carlos Carnicero cuando afirma que llegando Agosto ha de forzarse a las neuronas para buscar sobre que escribir, por lo del parón vacacional de los políticos. Es entendible desde su rol tertuliano y analista político necesitado de esa chispa y respuesta en la necesaria inmediatez estresante y el digo porque dijiste.
Otros que opinamos seguro nos tomamos el momento con otro enfoque: tiempo para reflexionar, analizar, hacer previsiones y...también escribir para satisfacción personal primera y si se tiene el privilegio de ser leído, de aportar a una sana, crítica y plural dialéctica, mejor que mejor, objetivo más que satisfecho.
En estos inicios del mes octavo de nuestro calendario gregoriano me he propuesto leer y releer para actualizar mi modesta carga medioambientalista pues soy de los convencidos de la enorme verdad de esa tristeza provocada por la Naturaleza circundante, nada abstracta, que nos habla y avisa harto generosa, mientras el género humano la ningunea, no la escucha. ¡Qué clarividencia la de Víctor Hugo, qué validez en su alegato contenido atemporal!. Sigue siéndolo su llamada a civilizarnos en nuestra relación con el medio y seres vivos, a nosotros, los seres superiores y más racionales que rompemos el equilibrio, la sostenibilidad por nuestros únicos intereses, ni tan siquiera en condiciones de reparto igualitario, no ya de beneficios, sino en la superación indigna de carencias en nuestra propia especie.
Sin ningún género de dudas, el décimo informe presentado este pasado 16 de Julio por Greenpeace, titulado “Destrucción a toda costa”, muestra a ciencia cierta la falta de conciencia ecológica, total falta de respeto al hábitat global futuro y ello con la más deshonrosa y letal corrupción de la que se han beneficiado y en presente, políticos con nombres y apellidos que aquí no cabrían y de espectro multicolor predominando el peperil, empresarios sufragadores de campañas y “detallitos”, tráfico de influencias, administraciones de diverso grado enfangadas y ello con una justicia lenta, cansina, tortugosa, aplicadora en mil situaciones de sanciones y penas laxas, cortas y motivadoras a seguir con el escarnio: “ unos añitos, pocos de encierro cómodo y, a vivir del cuento de los roldanes.
Si, cada vez tenemos menos contacto natural y suave tierra mar, pesando el cemento, el urbanismo salvaje, las macroinfraestructuras y la contaminación. No hay visión y sentido proteccionista ni la actual legislación y “sus interpretaciones”, acompañan. Ha habido y hay mucho pocero costero preparado para seguir levantando el hacha, esperanzados en el paso de la crisis para la mayoría. Efectos, planificación a golpe de talón, cosas de la bombolla inmobiliaria en la que España, también vuelve a ser ranking en la falta de previsión y consecuencias. Por eso nos dicen y nos los tomamos a bien, que somos la repanocha, y aquí no hay responsabilidades directas, o no lo he hecho yo que para eso ya están los otros.
La tendencia destructiva, las irregularidades continúan, ¡ qué es eso de que queden espacios vírgenes!, sigue mandando el vil e innoble Don Dinero.
Ya en el 2.007 habían proyectadas 3.000.000 de viviendas siguiendo pendientes tras la esperada remisión de la crisis. Sigue viva la prórroga que permite retrasar su construcción hasta el 2.013 siguiendo encabezando a nivel mundial la cuantía de dinero destinado al sostenimiento del sector inmobiliario. Y lo peor, no se acaba de reaccionar con un cambio de rumbo aplicado eso sí, a otra políticas de debilitamiento del medio Estado del Estar y las clases populares cada más desprotegidas.
España sigue siendo, desde el 2.006 el apoyo y subterráneo donde no afloran más de la cuarta parte de los billetes de 500 euros emitidos por el Banco Central Europeo. ¡ Y cuántos sin apenas conocerlos, pero haylos!.
Puede que la conciencia ecológica, naturalista necesaria sea propia de algunos idealistas, puede que tolkianos como el que suscribe, pero nos pegamos el gustazo de decirlo y denunciarlo. Como decía Ghandi, el mundo actual es un préstamo de nuestros hijos y, excusas por sí a algunos les suena a gaitas.
Se quedan sin duda muchas cosas en el metafórico pero añorado tintero que irán saliendo en la medida en que en honor a Augusto Octavio vaya avanzando , espero soportable el dichoso mesesito. Continuará pues ese es el propósito, bajando más al plano de lo local, próximo y cotidiano. ¡ Autoemplazado estoy con fondo de “Aires de la Alameda”!
Pedro Gallardo
Ciudadano
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