jueves, 24 de febrero de 2011

23-F, treinta años después


Que no hombre, que no voy a seguir con la tabarra y retahíla de estos días, que ya se ha escrito mucho y bueno, oficialista y crítico, nostálgico y bien proyectado, que para mí es otro día, treinta años después.
Mi modesta persona en vez de almorzar en el Congreso, tuti contenti, lo he hecho como de costumbre en “La Campana del real”, cafelito al uso, no desmereciendo lo atractivo de la ensalada verde de perdiz escabechada, el lomo de lubina al horno y los zumos de naranja y albaricoque, de sus Señorías, almuerzo de austeridad, equilibrado y digestivo, ejemplar.
Me ha encantado escuchar al Rey decir “ que estamos  mucho mejor que hace  treinta años”, aunque a Don Santiago  le temblaba el bastón, a Don Manuel la ruedecilla izquierda de la silla y a Landelino...¡ cómo está todavía Don Landelino, un auténtico chaval!
Don Antonio Tejero, Tejero Molina en esta ocasión no nos ha querido obsequiar con otra carta como la del 2.006 a nuestro Melilla Hoy es que los achaques y su afición pictórica son lo que mandan, no estando para otros golpes, ni tan siquiera de efecto.
No voy a entrar en si fue una fecha de golpe frustrado, de cambio de timón en la iniciada transición, eso lo dejo para los historiadores serios, para los que a estas alturas se siguen comiendo el coco, buscando la génesis, la premisa principal y el elefante blanco armado o milanesado como individuo o más que grupuscular y añorante de  precercanas “·galaxias”.
 Y es que a todo destacadillo le ha dado por decir, escribir y perjurar acerca de lo que hacía en esos momentos, en ese día de Lunes a partir de las 18.20 de la tarde. Y se me hace irresistible como un españolito de a pie, contar algo de lo mío y vaya en lo continuado
“pues que me pilló recién salido de clase, preparado los deberes del día siguiente y viendo la televisión dn blanco y negro de la época, y de pronto “EL QUIETO TODO EL MUNDO, Y AL SUELO, AL SUELO”, y reaccionado  cual centella nos dimos cuenta de la movida. Teléfono para aquí y otro para allá y decisión de comité psuquero de Santa Coloma sin igual, con la máxima celeridad camino de Perpignan con ficheros a desaparecer, por si les daban por lo de otras veces, nada de nada, tirar de listas negras, cepillarse rojillos y díscolos  y esas triquiñuelas. ”
  Y todo fue volviendo a su cauce, siendo decisivo el discurso de madrugada del Monarca, vestido de Capitán General de los Ejércitos, quiero pensar después de tenerlo todo controlado y sopesado, en el “ ya no me puedo volver atrás a Milans en telegrama”, según otras versiones.
Y me queda el recuerdo de tanto diputado con el culillo húmedo atrincherado, y un hombre de una entereza sin igual, Gutiérrez Mellado zarandeado. De Don Adolfo que decir pues mucho  se está tardando  en su impagable reconocimiento a sus servicios y a lo lucho reformado en tan  poco tiempo y tanto enemigo ganado, una pieza más del ajedrez a descabalgar para transitorios y otros objetivos que dejo reposar, pero que no olvido.
 No puedo obviar como la Conferencia episcopal reunida aquella misma tarde tras lo sucedido no dijo ni pío, al igual que la larga y silenciosa espera de la CEOE, o al secretario  Alexander Haig ( USA), calificando lo sucedido de “ asunto interno”, por cual a verlas venir como en tantas otras movidas de marionetas controladas o serviles intereses al “Imperio”.
 Que aquello supuso un punto de inflexión, versus Bono, pues muy bien. Que fue como una vacuna para la democracia, pues también a mi excelso manchego. Que se acabaron los salvapatrias, pues...aquí me paro y me contesto ¡ cuidadín, cuidadín! , pues nostálgicos  impenitentes haylos, y todo lo que se haga por acallar sus veleidades y principios anticonstitucionales, bienvenido sea, despidiendo este día como uno más , deseo provechoso. Por cierto, no permitamos “regímenes y estatus especiales”, en el amplio marco de libertades que nos corresponde.
 ¡ Quieto todo el mundo!, me rio ,pues esto no cala en mis mozalbetes, aunque la ocasión haya sido propicia para darles referencia, ateniéndome a la edad , por necesidad de memoria, de saber de otros para comprender lo que vivimos y hacia donde vamos, en libertad.
 ¡Estamos mucho mejor que hace 30 años!, claro, claro que sí, Majestad...afortunada reflexión del momento, de las necesidades inmediatas de tantos. En fin que la vida sigue y mañana será 24, un día después.
Pedro Gallardo
Ciudadano

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