Una mujer, ‘número dos’ de la cúpula que releva a Tatari después de 20 años
Vuelco en el islam español. Mounir Benjelloun, de 42 años, de origen marroquí, fue elegido el fin de semana presidente de la Comisión Islámica de España (CIE), el órgano religioso que reagrupa al grueso de los 1,3 millones de musulmanes residentes en España.
La llegada de Benjelloun a la cabeza de la CIE, 20 años después de que se firmaran los acuerdos entre el Gobierno y la representación de las comunidades musulmanas, marca el fin de una larga etapa en la que el islam estuvo regentado en España por dos grandes federaciones, una mayoritaria dirigida por Ryay Tatari, independiente de origen sirio, y la minoritaria de Mohamed Hamed Ali, ceutí afín a Marruecos.
Benjelloun fue elegido por 13 de las 14 federaciones asistentes al congreso que se celebró en el Centro Cívico Rigoberta Menchú en Leganés (Madrid). Solo la federación capitaneada por Ryay Tatari votó en contra, como previamente se había opuesto también a la adopción de unos nuevos estatutos. Es posible que impugne el congreso.
Benjelloun preside una junta directiva de seis personas cuyo número dos es una mujer, la valenciana Amparo Sánchez Rosell, de 59 años, presidenta del Centro Cultural Islámico de Valencia. El secretario es también un español converso, Francisco Jiménez Jiménez, que dirige la Plataforma Islámica de las Islas Baleares.
El presidente de la CIE comentó por teléfono que, “tras legalizar ante el Ministerio de Justicia los nuevos estatutos”, contactará “con todas las federaciones para poner en pie una comisión permanente de 36 miembros que será una especie de Parlamento de los musulmanes de España”. La tarea deberá de estar acabada en seis meses.
En la década pasada, Benjelloun conquistó la Federación Islámica de la Región de Murcia, donde él reside, y de ahí dio el salto a la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), liderada por Mohamed Hamed Ali, un ceutí que aboga por la “descolonización” de su ciudad. Tras una larga pelea, en la que los partidarios de ambos llegaron a las manos en una reunión en Fuenlabrada (Madrid) en 2009, la justicia dio la razón a Benjelloun.
A diferencia de Mohamed Hamed Ali, que propugna la aplicación en España de un islam malekita, es decir marroquí, Benjelloun sostiene que es un “error importar el modelo de islam de un país determinado”. Defiende “instaurar un islam español en el que se sientan representados todos los musulmanes residentes en España cualquiera que sea su origen”.
Benjelloun obtuvo hace un par de años la nacionalidad española, pero el Ministerio de Justicia le puso algunas pegas para concedérsela. Argumentó que había desarrollado “actividades irregulares o radicalizados” (sic), algo que él desmiente tajantemente.
Justicia alegó que tenía vínculos con el movimiento islamista marroquí Justicia y Espiritualidad, “cuyo objetivo es la instauración en Marruecos de un régimen islámico”. Benjelloun asegura que él no pertenece a ese movimiento. Esta organización religiosa no violenta tiene una gran capacidad de movilización en Marruecos, pero no ha sido legalizada porque rechaza reconocer al rey Mohamed VI como comendador de los Creyentes, es decir, jefe espiritual de los musulmanes marroquíes.
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