En teoría el cuarto día de viaje estaba proclamado para relajarse en la piscina del albergue o ir al pueblo de compras, pero con los días tan malo que hicieron todos decidieron ir a dunear a Erg Chebí, ya que el día acompañaba y hacía un sol de justicia, el resultado lo veréis a continuación.
Duneando, duneando, llegamos a la gran duna de Erg Chebi y una vez frente a ella y con el curso de duneo superado se disponen a subir la monstruosa duna, las fotos no están ampliada para que se pueda apreciar la dimensión de la misma
Desde lo alto de la duna casi no se aprecia los vehículos, lo mejor de todo es que el fotógrafo también subió para dejar inmortalizado este momento que fue de lo más emocionante, no sólo la subida sino la bajada, que era como una pared vertical vista desde dentro del vehículo, ya colgaré los vídeos para que veáis la impresión que puede dar.
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