Hoy ha tocado hablar de las antiguas relojerías donde realmente se reparaban las maquinarias del tiempo, sirva como prologo el reloj de la calle General García Margallo donde figura el nombre del comercio que representó durante muchos años y que se mantiene como figura decorativa aunque algo descuidada.
Entrevista a Manolo Gonzalez Maza: Desde primero del Siglo pasado y hasta el año 1975 aproximadamente la cuna de reparadores relojeros se encontraba en la Calle General García Margallo y proximidades, en esa calle podíamos encontrar cinco talleres de reparadores relojeros, empezando del rastro hacia la calle Padre Lerchundi, concretamente en Margallo 21 se encontraba la Relojería Manolo donde nos podíamos encontrar a los clásico niños aprendices que luego serían los futuros relojeros del mañana, un poco más abajo cerca de Calzados Villanueva estaba la Relojería Fernandez, frente a esta la de Calletano Quesada y un poco más abajo la Relojería Alemana, que su reloj ha servido para dar vida a este post, haciendo esquina con Padre Lerchundi se encontraba la Relojería El Cronómetro, y en tramo que hay desde Margallo a la Avenida, la Relojería "El Valenciano", bueno era el apodo cariñoso con que se conocía, el nombre del comercio no me acuerdo, además de los talleres, en la entrada del antiguo Mercado Central que daba a la pescaderia por Margallo había un puesto de un relojero llamado Emilio Cabello, que sólo estaba por la mañana, seis comercio del mismo ramo en unos cientos de metros y todos ellos vivían y comían de los relojes. Unos metros más alejado de la Calle Margallo en la Calle Arturo Reyes hoy denominada como Calle Sidi Albderkader encontrábamos la Relojería Sorompas y frete a esta en un hueco de escalera en un portal la relojería de un señor que todavía la conserva y que es mudo, habían otras dos relojería en la Calle Ejercito Español, una cerca la Farmacia Moderna y que en la actualidad se llama Subita y otra frente al bar de Los Candiles en un portal que da entrada a la Pensión La Rioja y que después pasó a ser un local de venta de lotería, y de los más antiguo y situado en la avenida encontrábamos la Relojería Pastor que estaba al lado del Bar Canarias, la de Andrés que estaba al lado de Monaco y fuera de este circulo y cerca del Hospital Militar en un portal se encontraba otro relojero del que no puedo recordar el nombre.
Luego hablamos de aquellos otros que cogían trabajo de relojería pero que ellos no reparaban eran simplemente joyeros y como vendían relojes los averiados los mandaban a los profesionales del ramo, entre otras joyerías, Valderramas, Fernandez, Madrid, París, Londres y por supuestos todos los numerosos comercios del Mantelete que eran los que más relojes vendían.
En la actualidad este oficio está llamado a desaparecer, quedan pocos reparadores relojeros y sin aprendices detrás que mantengan este oficio, en el comercio actual es más económico el sustituir el reloj que el comprar uno nuevo, los mercados de imitación inundan la ciudad a unos precios tan bajos que es más caro a veces reponer una pila que llevase uno nuevo, otra cosa son relojes de marcas donde su valor hace que la reparación sea casi obligada y estos van todos a repararse a fábrica, en poco tiempo desaparecerán los pocos existentes. Sólo queda dar las gracias a "Manolo el relojero" que gracias a su memoria hemos podido dar un recorrido por las relojerías antiguas de la ciudad, si alguien dispone de fotos antiguas y las quiere publicar que las mande y haremos un anexo para ampliar el comentario.
Ampliación y actualización del post:
14 de Agosto de 2009
Entrevista a Manolo Gonzalez Maza: Desde primero del Siglo pasado y hasta el año 1975 aproximadamente la cuna de reparadores relojeros se encontraba en la Calle General García Margallo y proximidades, en esa calle podíamos encontrar cinco talleres de reparadores relojeros, empezando del rastro hacia la calle Padre Lerchundi, concretamente en Margallo 21 se encontraba la Relojería Manolo donde nos podíamos encontrar a los clásico niños aprendices que luego serían los futuros relojeros del mañana, un poco más abajo cerca de Calzados Villanueva estaba la Relojería Fernandez, frente a esta la de Calletano Quesada y un poco más abajo la Relojería Alemana, que su reloj ha servido para dar vida a este post, haciendo esquina con Padre Lerchundi se encontraba la Relojería El Cronómetro, y en tramo que hay desde Margallo a la Avenida, la Relojería "El Valenciano", bueno era el apodo cariñoso con que se conocía, el nombre del comercio no me acuerdo, además de los talleres, en la entrada del antiguo Mercado Central que daba a la pescaderia por Margallo había un puesto de un relojero llamado Emilio Cabello, que sólo estaba por la mañana, seis comercio del mismo ramo en unos cientos de metros y todos ellos vivían y comían de los relojes. Unos metros más alejado de la Calle Margallo en la Calle Arturo Reyes hoy denominada como Calle Sidi Albderkader encontrábamos la Relojería Sorompas y frete a esta en un hueco de escalera en un portal la relojería de un señor que todavía la conserva y que es mudo, habían otras dos relojería en la Calle Ejercito Español, una cerca la Farmacia Moderna y que en la actualidad se llama Subita y otra frente al bar de Los Candiles en un portal que da entrada a la Pensión La Rioja y que después pasó a ser un local de venta de lotería, y de los más antiguo y situado en la avenida encontrábamos la Relojería Pastor que estaba al lado del Bar Canarias, la de Andrés que estaba al lado de Monaco y fuera de este circulo y cerca del Hospital Militar en un portal se encontraba otro relojero del que no puedo recordar el nombre.
Luego hablamos de aquellos otros que cogían trabajo de relojería pero que ellos no reparaban eran simplemente joyeros y como vendían relojes los averiados los mandaban a los profesionales del ramo, entre otras joyerías, Valderramas, Fernandez, Madrid, París, Londres y por supuestos todos los numerosos comercios del Mantelete que eran los que más relojes vendían.
En la actualidad este oficio está llamado a desaparecer, quedan pocos reparadores relojeros y sin aprendices detrás que mantengan este oficio, en el comercio actual es más económico el sustituir el reloj que el comprar uno nuevo, los mercados de imitación inundan la ciudad a unos precios tan bajos que es más caro a veces reponer una pila que llevase uno nuevo, otra cosa son relojes de marcas donde su valor hace que la reparación sea casi obligada y estos van todos a repararse a fábrica, en poco tiempo desaparecerán los pocos existentes. Sólo queda dar las gracias a "Manolo el relojero" que gracias a su memoria hemos podido dar un recorrido por las relojerías antiguas de la ciudad, si alguien dispone de fotos antiguas y las quiere publicar que las mande y haremos un anexo para ampliar el comentario.
Ampliación y actualización del post:
14 de Agosto de 2009
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