El titular de Justicia marroquí se va de viaje y dice no ser competente para tratar de adopciones
Mustafa Ramid entorpece con su desplante el desbloqueo de las adopciones por españoles
El Rey de España recibirá hoy brevemente a las familias cuya adopción sigue paralizada
Mientras el rey Mohamed VI de Marruecos agasaja estos días en Rabat a Don Juan Carlos, el ministro de Justicia, el islamista Mustafa Ramid, ha dado plantón a su homólogo español Alberto Ruíz-Gallardón. Lo ha hecho, probablemente, con un objetivo: no dialogar sobre el desbloqueo de las kafalas (modalidad islamista de adopción) al que aspiran 61 familias españolas que tienen niños asignados desde hace más de un año.
Ruíz-Gallardón tuvo que conformarse el martes con tratar de este asunto, que para muchas familias españolas es un drama humano, con un alto funcionario de Justicia. Fue el único de los ministros españoles que acompañan al Rey que no tuvo un interlocutor de su nivel, señalan fuentes diplomáticas. Justo antes de que llegase la delegación española Ramid, de 54 años, viajó al extranjero: peregrinó a Arabia Saudí.
Antes de embarcar rumbo a La Meca, Ramid debió de dar instrucciones a los fiscales, que dependen directamente de él, de que se opongan a que las familias que han obtenido el derecho a kafalar un niño marroquí puedan salir del país con sus pequeños. De las 61 familias españolas que aspiraban a adoptar, 26 obtuvieron en junio sentencias favorables en Rabat gracias a la ayuda de un miembro de la familia real que explicó su situación a jueces y fiscales. Las otras familias en Agadir, Casablanca y Tánger aún están a la espera de que los tribunales se pronuncien o revisen sus sentencias negativas.
Contactado por teléfono por este corresponsal, Ramid rehusó contestar a las preguntas. Contactado por el diario digital marroquí Lakome, el ministro dijo que las kafalas “no entran dentro de sus prerrogativas”, pese a que algunos documentos llevan su firma. Aconsejó a la periodista que le llamó que se dirigiera "a la dirección de asuntos penales” de su ministerio que carece de competencias sobre la materia.
De las 26 familias con veredicto favorable ninguna ha obtenido hasta ahora la autorización de salida del país que también otorgan los tribunales. El presidente del tribunal de familia de Rabat pidió el lunes, en público, a la fiscal que dejase de hacer oídos sordos ante este problema, pero ella persistió en su actitud. El presidente le advirtió entonces de que ante su silencio administrativo él se consideraba facultado para dar los permisos de salida sin su aprobación. La fiscal replicó que ella daría órdenes a la policía de impedir que esas familias franquearan las fronteras con los niños.
Difícilmente la fiscal ha podido actuar sin algún tipo de instrucción de Ramid. Éste ya distribuyó, el 19 de septiembre pasado, una circular en la que instaba a los fiscales a oponerse a la concesión de kafalas a familias no residentes en Marruecos. La ley marroquí de adopción no lo exige, pero el ministro añadió este requisito. Los españoles tuvieron entonces que pasar por el trámite engorroso de alquilar un piso, abrir una cuenta corriente con un saldo medio de 20.000 euros por pareja y rellenar un sinfín de papeles, para obtener el preciado documento de la residencia.
El Partido de la Justicia y del Desarrollo, al que pertenece Ramid, introdujo además en febrero un proyecto de ley sobre adopción que endurece aún más las condiciones. Estipula que para que un matrimonio pueda tutelar a un niño al menos no de los cónyuges debe de ser marroquí. Deberán además esperar cinco años antes de ser autorizados sacar al adoptado del país. El texto aún no ha sido debatido en el Parlamento. En Marruecos se abandonan 24 niños al día.
Si Ramid ha convertido la kafala, que antes se conseguía en algo más de un mes, en una carrera de obstáculos —hay familias que llevan esperando 20 meses— es por razones religiosas. Quiere evitar que, como sucedió en algunos casos en el pasado, las familias soliciten en los juzgados la adopción plena de los niños y les cambien la nacionalidad, la filiación y dejen de educarles en el islam. Ruíz-Gallardón está dispuesto a modificar la ley española de adopción internacional para impedirlo, pero su oferta debe de parecer insuficiente a su homólogo marroquí.
Cuando hoy miércoles acudan a la recepción que ofrece Don Juan Carlos a la colonia española, el séquito real y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, es posible que se topen con una concentración de familias españolas y sus pequeños tutelados. Tienen la intención de acercarse a la puerta de la Embajada de España con una gran pancarta en la que se podrá leer: “Necesitamos volver a casa”.
Los diplomáticos españoles acreditados en Rabat trataron de disuadir a las familias de que se concentraran ante la Embajada. "Sería contraproducente para vuestros intereses", les repetían al teléfono. Recordar el bloqueo desluciría, en su opinión. el final de la visita del Rey.
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