Hoy, día 25 de Septiembre, a todos se nos viene a la memoria esos triste momentos en el que nos enterábamos de que el vuelo PV4101, había perdido contacto con la torre de control de Melilla y se nos hacía un nudo en el estómago, nudo que terminó de cerrarse a las 14.00 horas cuando confirmaban la triste noticia anunciada en todos los medios de comunicación, tanto locales como nacionales. Una ciudad paralizada desde el mediodía por el estado de shock entre el espanto y la incredulidad de unos hechos sin precedentes en la ciudad, se podían oír las ambulancias salir desde el aeródromo melillense hasta su llegada a la lonja del puerto... día,sin duda, para borrar de la memoria, pero sin caer en el olvido todos aquellos que nos dejaron, valgan estas palabras como homenaje, recuerdo y cariño a todos ellos, a sus familiares y amigos, es decir, toda Melilla.
En aquellos momentos de desconcierto, todos queríamos saber qué había ocurrido, algunos medios de comunicación nacional (no así los medios locales que la mayoría mostraron mucho respeto y sensibilidad), se arrojaban al vacío al afirmar que la tripulación iba bebida y se dejaron llevar por el vanal morbo que un accidente aéreo provoca, como en el caso del accidente de Barajas en donde, nunca en ningún país del mundo, se había dado que una comisión de investigación filtrara y dejara en manos de todo el mundo a través de internet un borrador, sobre el informe provisional del vuelo de Spanair, qué daño mas grande y que flaco favor les están haciendo a todos los familiares y amigos de esos pasajeros, flaco favor. Al final, quedó más que demostrado que los miembros de la tripulación no iban bebidos y que el etanol encontrado en sus cuerpos era producto de la identificación exaustiva que se realizó. Triste es perder la vida, pero mas triste es, aún si cabe, que calumnien sobre alguien que no tiene posibilidades de defenderse.
Hoy en día, seguimos con las secuelas de aquél fatídico accidente, son muchos los melillenses que no han superado, ni superarán lo ocurrido, el pánico y el miedo a volar se apoderaron de la mayoría de nosotros, miedo subrayado por los hechos del 2001 y 2003 que fueron a reafirmar el pánico a volar. Algo que hay que superar para poder vivir tranquilamente en nuestra ciudad en donde el avión es nuestro medio de transporte por excelencia. Por eso animo a la Consejería de Bienestar social, a que ponga en marcha cursos, jornadas para erradicar la aerofobia que existe entre nuestros conciudadanos y pongamos freno a ese frustrante sentimiento. De todos es sabido que el avión es el medio más seguro y eficaz que existe aunque ello no consuela, ni mitiga el dolor por la pérdida de un ser querido desde luego.
Por eso con todo el cariño del mundo, sirvan estas letras para reafirmarles a todos ellos que no están solos y que estamos con ellos en el dolor porque ese 25 de Septiembre de 1998 a todos nos cambió la vida. A todos ellos mil abrazos.
Fdo. Javier González
Piloto de Líneas Aéreas
En aquellos momentos de desconcierto, todos queríamos saber qué había ocurrido, algunos medios de comunicación nacional (no así los medios locales que la mayoría mostraron mucho respeto y sensibilidad), se arrojaban al vacío al afirmar que la tripulación iba bebida y se dejaron llevar por el vanal morbo que un accidente aéreo provoca, como en el caso del accidente de Barajas en donde, nunca en ningún país del mundo, se había dado que una comisión de investigación filtrara y dejara en manos de todo el mundo a través de internet un borrador, sobre el informe provisional del vuelo de Spanair, qué daño mas grande y que flaco favor les están haciendo a todos los familiares y amigos de esos pasajeros, flaco favor. Al final, quedó más que demostrado que los miembros de la tripulación no iban bebidos y que el etanol encontrado en sus cuerpos era producto de la identificación exaustiva que se realizó. Triste es perder la vida, pero mas triste es, aún si cabe, que calumnien sobre alguien que no tiene posibilidades de defenderse.
Hoy en día, seguimos con las secuelas de aquél fatídico accidente, son muchos los melillenses que no han superado, ni superarán lo ocurrido, el pánico y el miedo a volar se apoderaron de la mayoría de nosotros, miedo subrayado por los hechos del 2001 y 2003 que fueron a reafirmar el pánico a volar. Algo que hay que superar para poder vivir tranquilamente en nuestra ciudad en donde el avión es nuestro medio de transporte por excelencia. Por eso animo a la Consejería de Bienestar social, a que ponga en marcha cursos, jornadas para erradicar la aerofobia que existe entre nuestros conciudadanos y pongamos freno a ese frustrante sentimiento. De todos es sabido que el avión es el medio más seguro y eficaz que existe aunque ello no consuela, ni mitiga el dolor por la pérdida de un ser querido desde luego.
Por eso con todo el cariño del mundo, sirvan estas letras para reafirmarles a todos ellos que no están solos y que estamos con ellos en el dolor porque ese 25 de Septiembre de 1998 a todos nos cambió la vida. A todos ellos mil abrazos.
Fdo. Javier González
Piloto de Líneas Aéreas
Si Fran fué muy duro y triste aquello aunque no tuviésemos gracias a DIOS familiares en ese accidente si que nos quedamos todos los Melillenses muy mal muy tristes y es que era mucha gente y se veía tanto dolor que jamás recuperarán la alegría los padres que perdieron a sus hijos los demás familiares si porque es así la vida hay que seguir pero para unos padres ver como me dijo una madre meterse en el avión a su hija tan llena de vida y pensar que ya no la vería más eso no se puede jamás recuperar un beso muy grande para todos los que allí perdieron a alguien importante en sus vidas y la gloria para todos ellos
ResponderEliminar